by paco bel
Tal vez en alguna ocasión de nuestra vida nos hemos encontrado mirando de soslayo a algún individuo sucio, mal vestido , agarrando un tetrabrik y como casa un cajero automático. Hablamos de ellos como una persona sin techo, un “sin papeles,” un indigente.
Se encuentran sin rumbo, dentro de un barco a la deriva con una tripulación esperando que venga algún gurú de la economía con sus fórmulas mágicas, un sociólogo intentando averiguar la causa de su desajustado comportamiento, un director espiritual hablándoles de misticismos que los sacará del infierno o algún político espabilado venga a tocarles el violín mientras ellos no dejan de hundirse.
Cuando los vemos durmiendo en algún soportal, desviamos la mirada, no nos sentimos afectados, deseamos que no se sepa de su existencia. ¿Cuántas veces los hemos visto?
Mientras tanto nosotros nos encontramos en un particular “reino del kitsch”.
Pero debemos mirar más lejos y saber que existen y tienen una vida. Una vida que he venido yo a contar…
En el invierno del 2010 en una emisora de radio norteamericana llamada SiriusXM se presentó en un concurso de talentos llamado “Opie and Anthony Show” un barbudo de carácter sajón, un músico cualquiera de éstos que van desperdiciando su genialidad en la calle por un puñado de monedas.
Dijo llamarse Mustard (mostaza), afirmando que era un vagabundo y que quería participar en aquel concurso.
Mustard no disponía siquiera de una guitarra pero él aseguró que sabía tocarla de manera poco convincente para los conductores del show radiofónico. Estos decidieron dejarle la guitarra y aquí es donde viene la historia que se conoce del señor mostaza.
Con una voz rasgada se puso a cantar Creep, todo un clásico de Radiohead. Una interpretación que conmovió a los locutores del programa y a los usuarios de internet llegando a ser “trending topic” en redes sociales, millones de visitantes alimentados por la curiosidad ya no miran a este indigente de reojo. El señor mostaza ahora se hace llamar Daniel Mustard , tiene su perfil en facebook repleto de amistades ,algunas personas lo identifican por su aspecto como el Mesías que ha venido al mundo para salvarles (algo que Mustard rechaza con honor) y lo que es aún más importante, vuelve a tener una familia.
Mustard no se podrá comprar una isla ni crear un microestado en ella. Seguramente no lo desea ni lo necesita. Ese sueño se lo dejará a los buitres de las compañías discográficas , alguna sociedad de derechos de autores sin escrúpulos o downloaders que les importa bien poco el trabajo de aquel barbudo vagabundo que sin querer cambió su historia.
En cuanto a nosotros solamente nos queda mirar un poco más allá y no pensar que estamos solos en el mundo.Miremos a la cara de estas personas y pensemos que por desgracia a veces es a nosotros a quienes la historia nos puede hacer cambiar.
Aquí os dejo el trabajo del señor Daniel Mustard para que le echéis un vistazo:
http://danielmustardmusic.bandcamp.com/album/daniel-mustard